lunes, 23 de noviembre de 2009

Ataque directo

Llegaron a un claro donde el anciano se sentó juntos en el medio, hizo una señal y el hombre se sentó frente a el. – Te pido que cierres los ojos y pienses un poco en tu vida, en eso que estas buscando ahora y mas que nada en lo que te esta atormentando- dijo el viejo mientras se quitaba el sombrero y dejaba al descubierto su largo pelo.
El hombre paso largo rato con los ojos cerrados, empezó a escuchar ruidos y hasta que el anciano no le dijo, no abrió los ojos. –Ya puedes abrir los ojos, creo que tienes mucho para mirar y pensar-. Al abrir los ojos el hombre se encontró rodeado de animales de toda clase y tamaño. –Estos son tus pensamientos y sentimientos recientes mi querido amigo-. Los animales estaban todos sentados mirando hacia el centro del claro. De repente se empezaron a abrir, dejando pasar a un ratoncito. –Hola – Se presento el ratoncito e hizo una reverencia.- Lamentablemente no por ser el mas chico soy el menos importante- Dijo el ratón y se sentó juntos a los dos hombres. Hablaron largo rato y el hombre comprendió que representaba ese ratón. Era aquella vez que, cuando chico, se había perdido en el bosque y que hasta el día de hoy lo seguía atormentando. El hombre se levantó, miro para todos lados, camino un rato durante todo aquel tumulto de animales, cuando de repente un fuerte pinchazo, en su pierna, lo hizo caer. Era un escorpión que lo había picado, el hombre se alerto y tubo miedo, creía que iba a morir por un fuerte dolor, pero… el dolor no era en la pierna, era directamente… en el corazón!