martes, 26 de enero de 2010

Esperando



El caballero sostenía a la dama con sus manos. De repente la mujer se empezó a desvanecer hasta lograrlo por completo. El caballero se vio inundado por una angustia incomparable. A lo cual subió la frente y miro hacia adelante. Allá estaba, parada mirándolo. Se dio media vuelta y se echo a correr nuevamente. El se dio cuenta que seguía con esa mirada de odio y un orgullo la inundaba. Comprendió que no tenía que lograr alcanzarla, sino correr desde cierta distancia, que ella cuando quisiera se daría vuelta y le hablaría. Ella ya sabía que él estaba ahí, pero necesitaba pensar lo que el hombre ya había pensado y ya había decidido, si deseaba que estén juntos, por algo el caballero seguía ahí, esperando jugársela, esperando una respuesta de ella. El seguiría ahí, esperándola.