Cuentan los árboles que rodeaban el claro que un día vieron pasar un escorpión. Este paso un rato observando la marca negra junto a la roca. Ellos pudieron escuchar que este hablaba, y que nadie sabe como la mancha negra le respondía. Los árboles no llegaron a escuchar pero cuando el cielo volvía a clarar y las flores tomaban color, el escorpión dio media vuelta y volvió por donde había llegado. Lluvias y tormentas, una oscuridad absoluta en la marca que estaba junto a la roca y una llanura plagada de fresias secas… Daban como resultado que el fénix nunca seria fénix y que moriría como cenizas junto a una roca que vigilaba en vano un resurgimiento que jamás llegaría y una vez mas en el aire se podía respirar pena y escuchar un llanto… Los árboles se secaron y el bosque se petrifico, el bosque jamás tendría vida nuevamente.